Desde
hace un tiempo circula en internet un video del Gordo Richard. Se trata de un crudo
documental sobre barras bravas argentinas. Cuando entrevistan al hincha de San
Telmo, en plena Isla Maciel, saca un arma y comienza a descargar balas frente
al periodista. El fútbol, como casi todo, tiene divisionales que delimitan de
manera rigurosa la calidad del juego y de los jugadores. Primera, segunda,
tercera; la A, la B, o la C, da igual…Desde las grandes estrellas
millonarias a los pataduras semi
profesionales que se la rebuscan para hacer unos mangos en cada partido. Cada
categoría tiene también sus propios hinchas y dirigentes, fuertes empresarios
que gobiernan el fútbol o pancheros y pequeños comerciantes que prefieren menos
familia y más club de barrio. Todo está en el gran espectáculo del fútbol.
El 5 de Talleres se mete en un espacio
casi amateur, ese del pasto desparejo y las líneas de cal medio borroneadas. Y
desde ahí construye una historia de amor casi naif entre un mediocampista
rústico y huevudo y su paciente chica. Pasa que él está pensando en el retiro,
esa cosa que a los futbolistas les llega con la injusticia de la juventud. Por
eso se deprime y juega a la Play. Pero deben pensar en un futuro más allá del
fútbol y su changa de fumigador. Y ella está ahí para bancarlo a full y
sostenerlo con paciencia.
Es
posible que muchas personas en el mundo conozcan más a Maradona que a Gandhi. Pero
es que el Diegote la rompía. También es justo reconocer que no abundan las
películas de fútbol. En 1981 John Houston juntó a Stallone, Pellé, Michael Cane
y armó una historia inverosímil con ciertos visos de “basado en un hecho real”.
Y no hay mucho más sobre el deporte más popular del mundo. Adrián Biniez hizo un golazo con su ópera
prima, Gigante, y ahora suda fútbol
en su segundo filme. Por suerte, no es una película para todos, puteadas y
porteñadas mediante. Ideal para mateadores de cancha chica, viejos gritones
pegados al alambrado y toda la fauna de hinchas sinceros y dolidos por el
fútbol, que deberán apurarse para verla antes de que la levanten de cartel.